Basada en la novela de Pierre Bouelle, El planeta de los simios (Planet of the Apes, 1968) del irregular pero a reconsiderar Franklin J. Schaffner -El señor de la guerra (The War Lord, 1965) o Patton (1970)- se erigió en un éxito comercial, y ligeramente crítico, que generó cuatro secuelas cinematográficas, un remake y varios telefilmes y series.
A mitad del camino del fantástico y el cine de aventuras, la primera película se luce con uno de los finales más sorprendentes y sobrecogedores de la historia del cine. El decimoséptimo puesto entre los mejores finales que hace unos años le asignó la página Filmcritic se queda un poco corto.
8 comentarios:
Cierto como la vida misma. El final de la primera tiene un final sorprendente y sobrecogedor. Siempre me ha parecido un gran clásico la original. De ahí todas sus secuelas que por supuesto no están a su altura. Un abrazo.
El original es muy bueno pero las secuelas son muy flojitas, de hecho no tengo claro siquiera que pasaba en cada una de ellas.
Un abrazo.
Me dejó alucinado esta película en su momento, y de hecho, las volví a ver todas hace aproximadamente un año. Por supuesto, la primera es una obra maestra y el final es apoteósico y apocalíptico. La segunda se deja ver, pero el resto son bastante flojitas, destacar la presencia de Antonio Montalbán en dos de ellas y por supuesto, la interpretación de Roddy McDowall, el sempiterno Cornelius.
Qué gran actor fue Roddy McDowall, desde ¡Qué verde era mi valle!, una de sus primeras películas, hasta casi su muerte interpretó más de doscientos filmes en la mayoría de los cuales lo mejor era él.
Magnífica. Sin embargo, yo le encuentro siempre un problema a esta escena: es imposible que Heston no reaccione antes. Quiero decir, que la reacción en el rostro y el ánimo de Heston tiene que ser previa al momento en que la cámara nos lo muestra (la estatua de la libertad se ve desde un porrón de lejos). Sin embargo, ni un primer plano o plano medio del rostro de Heston cuando cree ver lo que ve, hasta que está justo debajo. Sin duda tal hecho es provocado por la búsqueda de conmoción en el espectador, pero quizá hace menos creíble la reacción del personaje.
Sólo quizá.
saludos.
Un clásico de la ciencia ficción que en este caso es superior a la novela.
Interesantísimo el detalle aportado por 39escalones. Un saludo.
Difiero de 39escalones, para mí Heston no distingue desde lejos el amasijo de hierros en que se ha convertido la estatua. Al espectador nos van dando pistas, pero él va por la playa tranquilo y feliz y no está atento a lo que ve unos metros más allá. ¿Cuántas veces hemos pasado por una casa en la que han cambiado la fachada o la han pintado y no nos hemos dado cuenta hasta que alguien nos lo ha dicho?
Creo que Heston no se percata hasta que nosotros lo vemos de cerca.
Abrazos.
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