Estudió arte dramático en Nueva York y se dedicó inicialmente a la interpretación en obras de teatro y en la televisión, medio en el que, posteriormente, debutó como director de algunos episodios. Su primera película, La vida vale más (1965), es poco conocida, las siguientes Propiedad condenada (1966) ya protagonizada por su amigo Robert Redford, Camino de la venganza (1968) y La fortaleza (1969), tuvieron más fortuna, pero no es hasta Danzad, danzad, malditos (1969) cuando consigue una obra de verdadera entidad.
Las aventuras de Jeremiah Johnson (1972), Tal como éramos (1973) y Los tres días del cóndor (1975) fueron las que lo convirtieron, posiblemente, en uno de los primeros directores que conocí. Formaron parte de la programación del mítico Sábado Cine y de algún ciclo de la época en la que la televisión estatal se preocupaba por el séptimo arte.
Triunfó con Tootsie (1982) y, sobre todo, con Memorias de África (1985), notables, pero sin la fuerza de la adaptación de la novela de Horace McCoy y de Yakuza (1974), primera película que también produjo.
Un director para comenzar a amar el cine.
3 comentarios:
Irregular director al que reconozco el mérito de haber dirigido al menos un par de grandes películas (y "Memorias de África no es una de ellas"). Casi que me ahorro la reseña Carlos, porqué la tuya está más que acertada.
Dentro de su búsqueda clara de la comercialidad fue liberal y ligeramente crítico con el sistema.
Mis favoritas: las dos que digo en la entrada y, aunque reconozco que no es tan buena, Tal como éramos me emociona bastante.
Tampoco es de mis favoritos, pero me gustaron especialmente, Tal como éramos y Danzad, malditos.
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