En el momento de la invasión de Polonia, trabajaba de enfermera en el Departamento de Bienestar Social de Varsovia, encargado de los comedores comunitarios. Horrorizada por las condiciones en que se vivía en el gueto de Varsovia, se unió al clandestino Consejo para la Ayuda de Judíos, Zegota, y consiguió identificaciones de la oficina sanitaria, una de cuyas tareas era la lucha contra las enfermedades contagiosas, para ella y para otras colaboradoras. El miedo de los alemanes a que se desatara una epidemia de tifus permitió que los polacos controlaran el recinto.
A lo largo de un año y medio, hasta la evacuación del Gueto en el verano del 42, consiguió rescatar a los niños por distintos métodos ocultándolos entre familias católicas y conventos. Con el fin de que pudieran recuperar sus identidad, creó un archivo en el que registraba sus historias personales, sus familias, los nombres de los niños y sus nuevas identidades.
El 20 de octubre de 1943 fue detenida por la Gestapo y llevada a la prisión de Pawiak donde fue brutalmente torturada. Ella era la única que sabía los nombres y las direcciones de las familias que albergaban a los niños judíos. Soportó la tortura y se negó a traicionar a sus colaboradores o a cualquiera de los niños ocultos. Fue sentenciada a muerte. Mientras esperaba la ejecución, un soldado alemán se la llevó para un "interrogatorio adicional". Al salir, le gritó en polaco "¡Corra!". Al día siguiente halló su nombre en la lista de los polacos ejecutados. Los miembros de Zegota habían logrado detener la ejecución sobornando a los alemanes.
En julio de 1944, durante el Levantamiento de Varsovia, guardó sus listas en dos frascos de vidrio y los enterró en el jardín de su vecina para asegurarse de que llegarían a las manos indicadas si ella moría. Al finalizar la guerra, pudo desenterrarlos y le entregó las notas al doctor Adolfo Berman, el primer presidente del comité de salvamento de los judíos sobrevivientes. La mayor parte de las familias de los niños había muerto en los campos de exterminio. En un principio los chicos que no tenían una familia adoptiva fueron cuidados en diferentes orfanatos y poco a poco se los envió a Palestina.
Olvidada durante años, volvió a ser localizada en 1999 por los estudiantes de un instituto de Kansas que estaban realizando un trabajo de fin de curso sobre los héroes del Holocausto. En 2007 fue propuesta por Polonia para recibir el premio Nobel de la Paz que, finalmente, recayó en Al Gore.
Anna Mieszkwoska escribió una biografía de Irena, cuyo título traducido sería ”La madre de los niños del Holocausto”, que no ha sido publicada en España.
1 comentario:
Muy bueno. ¡Qué mujer!
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