viernes, 30 de enero de 2009
[Los amantes crucificados] (1954) de Kenji Mizoguchi
Chikamatsu monogatari (1954), nunca estrenada por estas tierras pero conocida en filmotecas y televisión como Los amantes crucificados, es una de las últimas películas de una amplia filmografía que abarca más de noventa títulos, la mayoría perdidos. Está basada en una obra de Monzaemon Chikamatsu (1653-1724), también llamado el Shakespeare japonés, autor de teatro de marionetas y renovador del kabuki, un forma de teatro profano surgida en el siglo XVI en el que todos los papeles de mujeres eran interpretados por hombres.
Osan se casó con Ishum, impresor del calendario oficial del reino, para salvar la fortuna familiar. Su hermano necesita dinero para ocultar un desfalco y como no se atreve a pedírselo a su marido, lo hace a Mohei que enamorado de ella, falsifica el sello de Ishum. Sorprendido y delatado, Ishum decide entregarlo a la justicia. En un momento en que sale de su encierro, es sorprendido por una confusión en la habitación de Osan. Ambos huyen. Cercados por la guardia Osan decide suicidarse pero Mohei le confiesa sus sentimientos en una barca en un lago -una de las más bellas escenas que recuerdo- pero...
Mizoguchi explora con singular acierto en esta película las formas de poder de la sociedad japonesa en la que el varón tiene sometida no sólo a su esposa -casada con el impresor por la conveniencia económica de su familia- sino a sus empleados -como Otama que debe ser sus amante por trabajar en su casa o Mohei, su hombre de confianza, explotado sistemáticamente-.
No olvida tampoco reflejar la hipocresía de una sociedad en la que lo importante es mantener oculta la huida de la esposa con su empleado para conservar su cargo y en la que la crucifixión de la parejas adulteras sirve a otros para lograr el poder.
Inolvidable, más allá de análisis y denuncias, por su identificación emocional con el espectador, conseguida gracias a encuadres generales y medios y mediante la gestualidad corporal, que no facial, que logra un intimismo y una emotividad difícil de igualar. Las imágenes premonitorias y la fatalidad de una historia desencadenada a partir de un hecho bastante banal acaban de redondear la película.
Calificación: 8/10.
Clasificación They Shot Pictures, Don't They?: 969.
Japón, 1954. T.O.: Chikamatsu monogatari. Productor: Masaichi Nagata. Producción: Daiei Co. (Kioto). Guion: Yoshikata Yoda y Matsutaro Kawaguchi, según la obra Daikyoji Sekireki de Monzaemon Chikamatsu. Fotografía: Kazuo Miyagawa. Dirección artística: Hiroshi Mizutani. Música: Fumio Hayasaka. Montaje: Kanji Sugawara. Intérpretes: Kazuo Hasegawa (Mohei), Kyoko Hagawa (Osan), Yoko Minomida (Otama), Eitaro Shindo (Ishum), Eitaro Ozawa (Intendente Sukeemon), Haruo Tanaka (Gifuya Doki), Chieko Naniwa (Oko), Ichiro Sugai (Gembei). Duración: 102 min. Premios: Premio al Reconocimiento Artístico del Ministerio de Educación a Mizoguchi por este film y por toda su obra. Premio de Plata por el Referéndum Cinematográfico de la ciudad de Tokio 1955. Cinta Azul de la Asociación de Periodistas Cinematográficos de Tokio 1955.
domingo, 25 de enero de 2009
Escépticos y optimistas
Son desconfiados de nacimiento.
Los escépticos se burlan de los demás y de sí mismos. Se aburren de creer y no echan de menos las ausencias.
Los optimistas vencen al tedio y a la fiebre. Aprenden del ayer y no lo borran. Conocen y reconocen que vendrá algo mejor y desde ya preparan la bienvenida.
Los escépticos van y vienen sin nada. Y lo que es peor, sin nadie. Abrazan el pesimismo como único consuelo. Inventan una tristeza sin lágrimas, dura como una mueca.
Los optimistas se entienden con el río y con el cielo que lleva en su corriente. Saben que allí navega la tutela más real, más respetable, y asumen el alma como agua.
Los escépticos son apenas mendigos, y el tiempo que transcurre les deja su limosna. No logran escapar del viejo laberinto y reciben mensajes que son indescifrables.
Los optimistas en cambio guardan a menudo algo de gloria, que no es siempre la de hoy ni la de antes. Hacen un nudo con las incertidumbres y llenan su bolsillo de poesía.
Mario Benedetti. Vivir adrede (2007).
jueves, 22 de enero de 2009
El alquimista (1988) de Paulo Coelho
La segunda obra de Pablo Coelho (Río de Janeiro, 1947) es una novela corta que se abre con un prólogo y mediante prosa sencilla, de frases con uno o como máximo dos tiempos verbales, nos narra la historia de un joven a la búsqueda de su leyenda personal, es decir, el sentido de su vida, y por ende el de la nuestra.
Estructurada en breves capítulos, las aventuras iniciáticas se nos exponen con las coartadas de la poesía y la filosofía. Digo coartadas porque, a mi juicio, pretende ser trascendente y lírico sin lograrlo.
Resulta sorprendente el personaje principal, un pastor español llamado Santiago que se plantea conocer mundo mediante el turismo o el pastoreo y elige lo segundo y que profundamente enamorado al inicio del cuento de la hija del comprador de la lana de sus ovejas se olvida de ella en cuanto una vieja gitana le lee su destino. El resto de personajes son anecdóticos, estereotipos desdibujados insertados en la historia para una función concreta, como el vendedor de cristarles o el inglés aprendriz de alquimista.
Lleno de frases de aparente profundidad como “Cuando tú quieres una cosa, todo el Universo conspira para que realices tu deseo" o "cuando quieres con voluntad alguna cosa, es porque ese deseo nació en el alma del Universo. Es tu misión en la Tierra", el autor narra desde un plano superior al lector, creyendo enseñarle a vivir sus sueños, lo que lo coloca bastante abajo dada la escasa calidad e inspiración que produce la obra, ni siquiera original, puesto que la historia está tomada del cuento Historia de dos que soñaron de Jorge Luis Borges, basada a su vez en otro de Las mil y una noches.
Editorial Planeta, S.A. 192 páginas. 14,00 €. ISBN: 978-84-08-07475-5.
lunes, 19 de enero de 2009
The Lonesone Death of Hattie Carroll
Hijo de un constructor de Washington, Zantzinger fue acusado de homicidio. Su estado de embriaguez, su amnesia sobre el suceso, y especialmente sus relaciones, hicieron que tres jueces lo condenaran sólo a 500 dólares de multa y seis meses de cárcel. Su ingreso en prisión se retrasó hasta que finalizó la cosecha de tabaco en sus tierras y una vez allí se le destinó a cocinas. A los tres meses salió por buena conducta. El otro día la prensa informó de su muerte. Quizá temió la llegada de Obama.
Bob Dylan no permitió que este infame episodio fuera olvidado e incluyó en su álbum The Times They Are A-Changin' (1964) esta canción.
William Zanzinger killed poor Hattie Carroll
With a cane that he twirled around his diamond ring finger
At a Baltimore hotel society gath'rin'.
And the cops were called in and his weapon took from him
As they rode him in custody down to the station
And booked William Zanzinger for first-degree murder.
But you who philosophize disgrace and criticize all fears,
Take the rag away from your face.
Now ain't the time for your tears.
William Zanzinger, who at twenty-four years
Owns a tobacco farm of six hundred acres
With rich wealthy parents who provide and protect him
And high office relations in the politics of Maryland,
Reacted to his deed with a shrug of his shoulders
And swear words and sneering, and his tongue it was snarling,
In a matter of minutes on bail was out walking.
But you who philosophize disgrace and criticize all fears,
Take the rag away from your face.
Now ain't the time for your tears.
Hattie Carroll was a maid of the kitchen.
She was fifty-one years old and gave birth to ten children
Who carried the dishes and took out the garbage
And never sat once at the head of the table
And didn't even talk to the people at the table
Who just cleaned up all the food from the table
And emptied the ashtrays on a whole other level,
Got killed by a blow, lay slain by a cane
That sailed through the air and came down through the room,
Doomed and determined to destroy all the gentle.
And she never done nothing to William Zanzinger.
But you who philosophize disgrace and criticize all fears,
Take the rag away from your face.
Now ain't the time for your tears.
In the courtroom of honor, the judge pounded his gavel
To show that all's equal and that the courts are on the level
And that the strings in the books ain't pulled and persuaded
And that even the nobles get properly handled
Once that the cops have chased after and caught 'em
And that the ladder of law has no top and no bottom,
Stared at the person who killed for no reason
Who just happened to be feelin' that way without warnin'.
And he spoke through his cloak, most deep and distinguished,
And handed out strongly, for penalty and repentance,
William Zanzinger with a six-month sentence.
Oh, but you who philosophize disgrace and criticize all fears,
Bury the rag deep in your face
For now's the time for your tears.
viernes, 16 de enero de 2009
Surogat [Sucedáneo] (1961) de Dusan Vukotic
Empecé a trabajar hacia 1951 en las películas de animación. En esa época mis pasos eran indecisos, pero llegué a conocer ese mágico medio más de lo que hubiera querido. No pensaba entonces que abriría un nuevo camino en la animación. Mi punto de partida era siempre el movimiento natural, que yo trataba de imitar. Los brazos y piernas de mis muñecos tenían siempre el mismo número de articulaciones que las personas. Sólo más tarde, gradualmente, empecé a descubrir una nueva clase de movimiento. Si ya había pensado el modo de dibujar una figura, ¿por qué no pensaba en la forma apropiada de moverla? Esta nueva animación demostró ser extremadamente funcional. Los movimientos estilizados y los dibujos simples consiguieron que las películas fueran más expresivas. El movimiento realista requería más tiempo y más dibujo, mientras que con nuestra experimentación redujimos ambos y esto trajo cambios en todas las fases de la amimación. La característica esencial de la Escuela de Zagreb es que no intentamos imitar a los demás. Nuestro poder está en nuestra imaginación y en la habilidad de expresarla dibujando.
Dusan Vukotic.
Óscar al Mejor Cortometraje de Animación en 1961.
Diploma Especial en Bérgamo en 1961.
sábado, 10 de enero de 2009
Persépolis (2007) de Vincent Paronnaud y Marjane Satrapi
La obra empieza en 1979, poco antes de la revolución islámica. La joven protagonista, inconformista y luchadora, es testigo de los cambios de su país con el advenimiento de la república, esperanzadora inicialmente para su familia que vive y participa de los cambios políticos. La sociedad empeora y algunos de sus familiares son perseguidos, por lo que sus padres envían a Marjane al liceo francés de Viena. Allí se adapta a un mundo nuevo, no habla alemán, y convive con compañeros de distintas ideologías. De vuelta en Teherán después de cuatro años para estudiar una carrera, descubre que no sólo ha seguido cambiando la sociedad sino sus antiguas amistades, que no acaban de aceptarla...
Siguiendo con bastante fidelidad la historia de la novela gráfica, la autora coescribió el guion y codirigió la película con Vincent Paronnaud Winshluss (La Rochelle, Francia, 1970) también autor de cómics y director de un cortometraje. Filmando sus expresiones faciales y sus movimientos, también sirvió de modelo de sí misma en la película.
En blanco y negro, excepto algunas escenas que se desarrollan en el aeropuerto de París, la película es, como la novela gráfica, la experiencia vital de una joven que mira el mundo que le rodea desde la ilusión. El humor y la lírica, puntuales y acertadas, endulzan, sin embargo, un poso de amargura por la situación en su país de origen, pero también por la existencia de otros fundamentalismos personales y sociales inherentes al ser humano. El tono testimonial de la narración consigue transmitirlos frescura y veracidad.
Las dudas y los problemas juveniles y sociales no consiguen dominar al personaje principal excelentemente aconsejada por su abuela, entrañable y progresista como pocas, que se convierte en apoyo imprescindible de su nieta.
Una narración fragmentada y rabiosamente moderna, con escenarios ligeramente abstractos para destacar los personajes y asemejarse a las imágenes recordadas, consiguen convertir el relato río en una película sin altibajos que no cae ni en el panfleto ni en la repetición.
Calificación: 6/10.
martes, 6 de enero de 2009
Indochina (1992) de Régis Wargnier
El comienzo define el carácter del film. Entre brumas avanzan varios barcos lentamente, no sabemos la razón hasta que una silueta negra acompañada de una niña nos permite comprender que es un entierro, inmediamente la protagonista comienza la narración en off. Nos encontramos ante una obra que navega entre el cine épico y el intimista y que va a mostrarse evocando el pasado desde el presente mediante elipsis pautadas con la voz en off.
La acción se desarrolla en los años treinta del siglo pasado, una época en la que Indochina deseaba dejar de ser colonia francesa. En este contexto, un aplicado Wargnier, sólo conozco este film de los ocho o nueve que ha dirigido, intenta analizar la influencia de los procesos históricos en sus personajes, meticulosamente elegidos puesto que se impone un mirada al choque intercultural. Las eternas dualidades en las que se mueve el ser humano, sensualidad y represión, espiritualidad y materialismo, serán el cultivo ideal.
No resulta fácil componer un rompecabezas con tantas piezas trascendentes y algunos decisiones de los personajes resultan sorprendentes, o incluso ilógicas. No obstante, una cuidadísima dirección artística, una esteticista fotografía y unas acertadas interpretaciones, encabezadas por Deneuve, testigo, narradora y ejemplo de dualismos, mantienen el nivel en una película que, como refleja su sencillo cartel, se desliza sutilmente por la melancolía y la tristeza en todo su metraje.
Calificación: 6/10.
lunes, 5 de enero de 2009
El almuerzo desnudo (1959) de William S. Burroghs
Sólo hay una cosa de la que puede escribir un escritor: lo que está ante sus sentidos en el momento de escribir... Soy un aparato para grabar... No pretendo imponer "relato", "argumento", "continuidad"... En la medida en que consigo un registro Directo de ciertas áreas del proceso psíquico, quizá desempeñe una función concreta... No pretendo entretener...Estas palabras pertenecen al Prefacio atrofiado de El almuerzo desnudo (Naked Lunch, 1959) de William S. [Seward] Burroughs (Saint Louis, 1914- Kansas, 1997) y reflejan la naturaleza del libro.
Adicto durante quince años a la droga, opiáceos fundamentalmente, Burroughs publicó esta obra recopilando todas las notas que escribió durante la Enfermedad, así la llama, y el delirio. El título se lo sugirió su amigo Jack Kerouac y refleja el instante helado en que todos ven lo que hay en la punta de sus tenedores.
La obra se articula a partir de poco más de veinte capítulos sin hilazón ni semejanza alguna entre ellos. Las alucinaciones y sueños se superponen resultando bastante complejo sacar conclusión alguna no ya entre capítulos sino entre párrafos contiguos. El autor critica las religiones, el ejército, el colonialismo o la policía y la política corruptas. El Dr. Benway, psiquiatra ficticio, es el personaje más relevante. Sale y entra a su antojo siendo retratado con especial crudeza por su caracter de torturador y manipulador de conciencias.
La técnica narrativa se asemeja bastante al cut-up que practicó Julio Cortázar en Rayuela (1963) consistente en collages narrativos más allá de las normas sintácticas y semánticas. La diferencia es que a Burroughs no le importa perder el sentido narrativo, a fin de cuentas, su experiencia "novelada" casi lo exige.
El conjunto resulta a mi juicio bastante impactante con momentos líricos seguidos de otros de tremenda dureza -como indica en la introducción del propio autor "El almuerzo desnudo (...) es brutal, obsceno y repugnante por necesidad"- que lo llevaron a sufrir un proceso judicial del que resulto absuelto con el consiguiente empujón a la libertad de expresión.
Una obra irremediablemente encuadrada en la Beat Generation (Generación Vencida), a pesar de la negativa constante de su autor a ser incluido en ella, que merece la pena conocerse sin olvidar el cuidadoso acercamiento que su forma y aspereza requieren.
Editorial Anagrama, S. A. Colección Compactos. 254 páginas. 7,21 € (I.V.A. no incluido). ISBN: 978-84-339-2008-9.
domingo, 4 de enero de 2009
Independence Day (1996) de Roland Emmerich
sábado, 3 de enero de 2009
Las mejores escenas de efectos especiales
Resulta curiosa la lista entera pero yo destacaría la inclusión de la lucha con los esqueletos de Jasón y los Argonautas (Jason and the Argonauts, 1963) de Don Chaffey en el puesto 33 (una de mis favoritas de toda la vida), el primer asesinato de Frenesí (Frenzy, 1972) de Alfred Hitchcock en el 23 (por su mínima apariencia de efecto especial), la entrada en Chicago de Camino de la perdición (Road to Perdition, 2002) de San Mendes en el 17 (¿tan buena es?) y la escena del metro de King Kong (1933) de Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack (uno de mis mitos cinematográficos).
Las diez mejores son:
10. Metrópolis (Metropolis, 1926) de Fritz Lang - Vista desde la calle principal de la ciudad.
9. TRON (1982) de Steven Lisberger - Huída del rayo.
8. Monstruoso (Cloverfield, 2008) de Matt Reeves - Primera mirada a la devastación.
7. Hannibal (2001) de Ridley Scott - Cerebros para cenar.
6. Los pájaros (The Birds, 1963) de Alfred Hitchcock - Destrucción del garaje Capitol Oil.
5. La espía que me amó (The Spy Who Loved Me, 1977) de Lewis Gilbert - Dirigiéndose a la Guarida de Stromberg.
4. El mundo perdido (The Lost World, 1997) de Steven Spielberg - El T-Rex se toma una copa.
3. La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977) de George Lucas - En el interior de la zanja.
2. Star Trek II: la ira del Khan (Star Trek II: The Wrath Of Khan, 1982) de Nicholas Meyer - El proyecto Génesis.
1. Parque jurásico (Jurassic Park, 1992) de Steven Spielberg - El T-Rex investiga la luz.
viernes, 2 de enero de 2009
Tierra. La película de nuestro planeta (2007)
Rodada a lo largo de cinco años en veintiséis países con más de doscientas localizaciones y empleando las más novedosas cámaras de alta definición, la película recorre la naturaleza de nuestro inmenso planeta durante los doce meses del año, reflejando todos los climas y gran parte de los ecosistemas y contándonos, sin avasallarnos, cifras y datos, algunos de los cuales reflejan el deterioro del planeta.
El oso polar se convierte en el ejemplo de la necesidad de modificar los hábitos del ser humano para restablecer el equilibrio perdido. El invierno polar ártico y la búsqueda de comida son el punto de partida. Veremos la tundra, el desierto, la selva tropical...
El inmenso trabajo de filmación, más de doscientas horas de vuelo, se traduce en bellas imágenes que nos ayudan a amar más nuestro planeta herido -machaconamente repetido a lo largo del metraje-, pero consigue que nos perdamos en la inmensidad. Las distintas escenas, algunas bastante cómicas como la salida de los patitos del árbol y otras dramáticas -la muerte final-, no forman un conjunto sino distintos episodios que no consiguen entrelazarse a pesar de la aplicada narración de Constantino Romero doblando a Patrick Stewart -en Estados Unidos lo hizo James Earl Jones- y la excesivamente presente banda sonora de George Fenton.
Calificación: 4/10.
jueves, 1 de enero de 2009
U2 - New Year's Day
All is quiet on New Year's Day.
A world in white gets underway.
I want to be with you, be with you night and day.
Nothing changes on New Year's Day.
On New Year's Day.
I... will be with you again.
I... will be with you again.
Under a blood-red sky
A crowd has gathered in black and white
Arms entwined, the chosen few
The newspaper says, says
Say it's true, it's true...
And we can break through
Though torn in two
We can be one.
I... I will begin again
I... I will begin again.
Oh, oh. Oh, oh. Oh, oh.
Oh, maybe the time is right.
Oh, maybe tonight.
I will be with you again.
I will be with you again.
And so we are told this is the golden age
And gold is the reason for the wars we wage
Though I want to be with you
Be with you night and day
Nothing changes
On New Year's Day
On New Year's Day
On New Year's Day