En estos tiempos en que se están descubriendo tantos casos de corrupción municipal y empresarial, con valoraciones infladas de suelos, tráficos de influencias... he recordado a los geniales Hnos. Marx.
Una noche en la ópera (1935) de Sam Wood es una de sus películas más logradas, junto a Sopa de ganso (1933) de Leo McCarey, aunque todas en las que participaron contienen momentos felices fundamentalmente asentados en diálogos geniales.
La escena que sigue demuestra esas ocurrencias verbales tan afines a Groucho que, en este caso, critican la arbitariedad de los contratos artísticos -genial la lectura rápida para que Chico no se entere bien- pero puede extrapolarse, salvando las distancias más de setenta años después, a algunos que hoy en día se practican en la subcontratación de la construcción...
2 comentarios:
Buenísimo.
Geniales. Sopa de ganso es mi preferida de ellos.
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