Quizá el nombre no nos diga mucho pero seguro que recordamos la película
La gran evasión (The Great Escape, 1963) de John Sturges basada en su más famoso intento de fuga.
El jefe de escuadrón de la RAF Bertram "Jimmy" James estuvo cinco años cautivo de los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial. Escapó trece veces y otras tantas fue atrapado y devuelto a la prisión.
Uno de esos intentos de fuga, el que llevó a cabo en compañía de otros 75 reclusos entre el 24 y el 25 de marzo de 1944 en el campo de prisioneros Stalag Luft III, en el corazón de la Silesia polaca, pasó a la historia con el sobrenombre de
La gran evasión e inspiró en 1963 la película protagonizada por Steve McQueen.
Jimmy James falleció el pasado viernes a los 92 años. En junio de 1940 cayó prisionero tras ser abatido sobre la costa holandesa el bombardero Wellington que pilotaba. El primer campo al que fue conducido, el Stalag Luft I, en la ciudad alemana de Barth, ya fue escenario de algunos de sus intentos de fuga, uno de los cuales propició el primer túnel excavado por oficiales de la RAF en una prisión nazi.
En abril de 1943, tras pasar por los repletos barracones del campamento para oficiales Oflag 21B, en la localidad polaca de Schubin, se ordenó su traslado definitivo al campo Stalag Luft III, diseñado bajo la supervisión de Hermann Goering, Ministro del Aire, con la consigna de que resultara a prueba de evasiones.
Pese a que el porcentaje de éxitos era pequeño, los aliados consideraban las fugas como una
forma de extender la actividad bélica más allá de las líneas enemigas, ya que obligaban a los
alemanes a emplear tiempo, recursos y efectivos en reforzar la seguridad de los campos y
perseguir a los evadidos. En el Stalag Luft III, James se integró en un equipo de oficiales que
diseñaba y ejecutaba los planes de fuga de forma casi profesional y que alcanzó un grado de
sofisticación nunca visto hasta entonces en el famoso intento que debía permitir salir de la prisión militar a 200 hombres. Para ello se excavaron tres túneles -Tom, Dick y Harry- siguiendo el modelo de las minas industriales, con bombas de aire, tuberías de ventilación, electricidad y hasta una línea férrea con vagonetas. La madera la obtenían desmontando los listones de las camas. La tierra que sacaban de los túneles se resolvió transportandola en unas pequeñas bolsas escondidas dentro de los pantalones y dispersándola por el patio gracias a un ingenioso mecanismo.
Finalmente, de los 600 prisioneros que trabajaron en el plan sólo 76 pudieron atravesar el
túnel Harry de los que únicamente tres llegaron a su cita con la libertad. Adolf Hitler ordenó ejecutar a una cincuentena. Jimmy James corrió mejor suerte y fue enviado al campo de concentración de Sachsenhausen, de donde se fugó una vez más y volvió a ser detenido. En esta ocasión sí le condenaron a muerte, pero también de ese destino pudo escaparse gracias a la inminente victoria aliada.
En 2004, el periodista inglés Tim Carroll publicó el libro más completo sobre el tema que tituló
La gran evasión y en España editó Inédita Editores ese mismo año.
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Fuente: www.elperiodico.com.