Basada en el libro de Ernesto "Che" Guevara Recuerdos de la guerra revolucionaria cubana (1963) el guionista Peter Buchman y el director Steven Soderberg nos presentan la primera parte de un díptico -la segunda, Guerrilla no tiene fecha de estreno- sobre la vida del líder revolucionario en el período comprendido entre 1955 y finales de 1958.A mediados de 1955 los hermanos Castro, recientemente amnistiados, crean el Movimiento 26 de julio, se establecen en México y conocen a Guevara. Esta línea argumental es mostrada con grano grueso y color ambarino, clandestina y en la distancia, con una intención clara de amateurismo para destacar su valor de documento. La misma inquietud mueve la visita de El Che a la O.N.U., la parte que más me gusta por su justo realismo en blanco y negro, más documentado visualmente, a pesar de la licencia artística del encuentro con McCarthy que nunca sucedió.
La revolución en Cuba es la principal apuesta de la película. Soderbergh elige las más cuidada frialdad narrativa para no caer en la exaltación del líder, ser más fino, más objetivo. Lo consigue en parte, porque el guion penaliza la dirección ocultando la parte menos amable de Guevara -en el film nunca ejecuta a nadie personalmente y cuando ordena hacerlo es en los casos en que sus hombre actuaron cruelmente, por ejemplo- convirtiéndolo por omisión en una figura idealizada. El realismo y la inmediatez son buscados y resultan admirables pero se acumulan demasiadas escenas revolucionarias sin progresión dramática que lastran el conjunto.
Benicio del Toro llena la pantalla de matices con sus voz y sus miradas en una memorable interpretación con un acento ni porteño, ni cubano ni portorriqueño. Demián Bichir está bien, pero me dio la sensación de que en algunos momentos imitaba a Fidel Castro, será porque nos sabemos de memoria su gestos y dicción.
Un film desajustado en su búsqueda de realismo y autenticidad.
Calificación: 4/10.







