Los detuvieron por atentado al pudor. Y nadie les creyó cuando el hombre y la mujer trataron de explicarse. En realidad, su amor no era sencillo. Él padecía claustrofobia, y ella, agorafobia. Era sólo por eso que fornicaban en los umbrales.
Mario Benedetti. Despistes y franquezas (1989).
1 comentario:
Me ha gustado mucho, aunque tengo algo de agorafobia.
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