La gran bailarina rusa y maestra de ballet Marina Timoféievna Semiónova cumplió ayer cien años.
Nacida en San Petersburgo y discípula de la escuela de ballet de San Petersburgo, fue la primera bailarina soviética que triunfó en los escenarios occidentales en los años 30 del siglo pasado. Representó con singular calidad El lago de los cisnes, La bella durmiente del bosque, La bayadera, Raymonda, Don Quijote y Giselle.
En 1946 se retiró de la danza activa, pasando a formar parte del cuerpo docente del Bolshói, donde, hasta hace sólo cuatro años, fue maestra de bailarinas de la talla de Maya Plitséskaya, premio Príncipe de Asturias (2005), y Galina Stepanenko, premio Benois de la Danse (1995).
Con motivo de su siglo de vida, la oficina de prensa del teatro de ópera y ballet moscovita anunció que en el el 15 de junio tendrá lugar una gala en honor del centenario y se representarán algunos de los ballets con los que Semionóva triunfó.
Otra persona centenaria ilustre que añadir a las que comentaba la semana pasada.
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