El artista ha elegido el apodo de Burial (entierro) aludiendo a su sombra. No actúa en directo y no revela su verdadero nombre. No aparece en fotografías y según ha declarado en una de sus contadas entrevistas "Sólo cinco personas aparte de mi familia conocen lo que hago". Lo indudable es que es una de las estrellas más oscuras de la música electrónica y uno de los nombres clave del dubstep, género mezcla de dub, drum and bass y techno minimalista, que nació en los barrios del sur de Londres a principios de la década uniendo ritmos atronadores, melodías sombrías y una visión apocalíptica que lo llevaron a permanecer en el subsuelo y las radios piratas. Hasta que llegó el primer disco homónimo de Burial pintando un Londres futuro ahogado bajo el agua que se hizo un hueco más allá de la prensa especializada.
Su segundo trabajo también es melancólico como el primero pero añade voces que parecen de otro mundo, presencia de ángles desgraciados, ruidos de llaves de coche y disparos. Narra historias de fantasmas -le fascinan aparentemente-, viajes en autobuses nocturnos, noches solitarias... Un sonido que, aunque abscrito al dubstep, parece un subgénero en si mismo.
Hay quien dice que Burial es una mujer, que se trata de alguien mayor intentando pasar por veinteañero, que es un productor que quiere diversificar su trabajo... Sus declaraciones al The Guardian poco aclaran: "quiero recuperar el arte de guardar un secreto, para que mi público se sienta más cerca de la música".
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Fuente: El País.
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