domingo, 12 de octubre de 2008

Las apariencias del pintor

Aquel pintor tan pobre y barbilampiño no sólo llevaba pintado un fino bigote sobre su labio superior; también sus calcetines, que higiénicamente cambiaba cada día de color, eran pintados. Y la mujer con la que dormía estaba pintada sobre la sabana.

Ángel Guache.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

A ti Carlos, te basta con cambiar de camisa, no?

Carlos Castedo dijo...

Todo en mí es también pintado, especialmente mis camisas.