Pirro II (c. 318 a. C.-Argos, 272 a. C.), rey de Epiro (295-272), una región situada al noroeste de Grecia, concibió durante su reinado el ambicioso proyecto de conquistar Sicilia, Italia y África.
En la primavera de 281 desembarcó en Italia en ayuda de los tarentinos y obtuvo sobre los legionarios romanos una victoria decisiva en Heraclea (280) fundamentalmente gracias al poder intimidatorio de los elefantes de su ejército. La victoria fue tan cruel y sangrienta que Pirro, cuando lo felicitaron sus generales, dijo: "Otra victoria como ésta y seremos destruidos".
Hoy en día se sigue utilizando el adjetivo pírrico/a para referirse a aquellos logros que suponen más daño para el vencedor que para el vencido o que han sido conseguidos con mucho esfuerzo o con un margen muy pequeño.
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