sábado, 2 de agosto de 2008

Procès de Jeanne d'Arc (1962) de Robert Bresson

Insatisfecho con las versiones anteriores sobre los últimos días de Juana de Arco, Robert Bresson decidió realizar una película sobre el proceso que la condenó. Para ello, leyó los documentos oficiales del siglo XV, tanto los del juicio como los de su posterior rehabilitación, con el fin de aprehender lo máximo a través de las palabras de Juana y las de sus contemporáneos. El resultado fue una película en las que las imágenes están al servicio de la palabra.

Un travelling atrás inicial de la madre de Juana, sólo vemos sus pies y su falda y cuando adelanta a la cámara su dorso, hasta el lugar donde lee la requisitoria que abre la rehabilitación de su hija, da paso a los títulos de crédito, manteniendo el plano sobre su espalda y acompañados de unos redobles de tambor. Inmediatamente la lectura de un texto nos pone en antecedentes y nos sitúa en el castillo de Rouen.

El proceso se articula mediante plano-contraplano fundamentalmente, sin planos generales para conferirles densidad dramática, e insertándose escenas en la celda donde está prisionera y donde posteriormente se completa su interrogatorio. Juana se muestra siempre firme en sus declaraciones, casi insolente en algunos momentos, debido a la absoluta seguridad que le proporcionan las voces y las visiones, sólo al final tiene miedo y está a punto de firmar la adjuración, pero no lo hace.

La condena se consuma con otro travelling atrás siguiendo el camino a la hoguera. Rostros. Un perro. Fuego. Palomas. Dos monjes con una cruz. Humo. El plano final en ligero contrapicado con el poste calcinado sólo con las cadenas y redobles de tambor que enlazan con el comienzo. Una de las imágenes más desnudas y esenciales del cineasta francés.

Bresson sigue fiel, como en todas sus películas menos las dos primeras, a no utilizar actores profesionales. Florence Delay y el pintor Jean-Claude Fourneau como el obispo Cauchon, mucho más humano que en las otras versiones, destacan en esta ocasión.

Lejana al esteticismo y a la implicación emocional de la obra maestra La pasión de Juana de Arco (1928) de Carl T. Dreyer, la película busca la esencia -hasta en su duración de 62 minutos- y el misterio, quiere que creamos en lo no visto mediante lo oído.

Calificación: 6/10.

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