martes, 31 de marzo de 2009

El cine según... Scorsese

El cine es una especie de estado onírico, o como tomar drogas. Y la impresión de pasar de la sala a la luz del día puede ser terrorífica.

Martin Scorsese.

miércoles, 25 de marzo de 2009

Las 10 mejores canciones de The Beatles

10. Norwegian Wood (This Bird Has Flown), o el comienzo de la experimentación, 2:05. Compuesta por Lennon/McCartney e incluida en Rubber Soul (1965), no se editó como single.

9. She Loves You, o el estribillo, 2:17. Lennon/McCartney. Editada en 7" en agosto de 1963, fue número uno tanto en Reino Unido como en Estados Unidos.

8. Help!, o el auxilio, 2:18. Lennon/McCartney. Publicada como primer single en julio de 1965 de la banda sonora de la película homónima y fue también nº 1 en las dos listas.

7. Let It Be, o la balada, 3:50 (sencillo) y 4:01 (álbum). Lennon/McCartney. El primer sencillo del disco del mismo nombre se editó en marzo de 1970 y llegó al nº 1 en Estados Unidos y al nº 2 en Reino Unido.

6. Penny Lane , o la delicadeza, 3:03. Lennon/McCartney. Los recuerdos de la infancia de McCartney se editaron como single en febrero de 1967. Nº 1 en Estados Unidos y nº 2 en Reino Unido.

5. A Day in My Life, o el acorde, 5:05. Lennon/McCartney. Incluida en el magistral Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band (1967), no fue editada como single.

4. Eleanor Rigby, o la cuerda, 2:06. Lennon/McCartney. La cara B del primer single de Revolver (1966) llegó al nº 1 en Reino Unido y al nº 2 en Estados Unidos.

3. Hey Jude, o la emoción, 7:11. Lennon/McCartney. Sencillo aparecido en agosto de 1968, alcanzó el nº 1 en Estados Unidos, Canadá y Reino Unido. Este es el vídeo.


2. Strawberry Fields Forever, o la alucinación, 4:10. Lennon/McCartney. La cara B de Penny Lane habla de la infancia de Lennon y es mucho más que filosofía, surrealismo, psicodelia...




1. Yesterday, o la melancolía, 2:05. Cara A del primer single de la banda sonora Help! (1965). El vídeo es de la actuación en directo que ofrecieron en 1966 en Tokio.


viernes, 20 de marzo de 2009

Gran Torino (2008) de Clint Eastwood

Clint Eastwood (San Francisco, 1930) ha pasado en unos cuantos años de ser un actor con pocos registros y algunas películas personales al más grande director vivo (no sé si recuerdan quienes lo dicen que todavía viven Scorsese, Spielberg, Coppola o Godard). Me encantan Sin perdón (Unforgiven, 1992), Mystic River (2003) y Million Dollar Baby (2004) y me parecen bastantes buenas El fuera de la ley (The Oulaw Josey Wales, 1976) y Bird (1988) pero no todas sus películas pueden ser aclamadas como obras maestras.

Después la únicamente correcta El intercambio (Changelling, 2008) nos acaba de llegar esta revisitación de su personaje más conocido, lo queramos o no, porque el altamente cuestinable por sus métodos e ideología Harry Callahan marcó la carrera de Eastwood, con cinco películas, una de ellas bajo su batuta, y otros personajes cercanos en otras películas. Arrepentido o, por lo menos, no demasiado conforme con el policía-justiciero, Eastwood elije para su última interpretación, según sus propias palabras, a un veterano de Corea, cascarrabias y recientemente viudo.

La película gira en torno a la relación de Walt Kowalski con su familia y sus nuevos vecinos, emigrantes vietnamitas de la etnia hmong. Sus dos hijos y sus nietos, definidos con gruesos trazos negativos, fluctúan del egoismo a la estupidez y viceversa. Sus vecinos, inicialmente despreciados -"han tomado su barrio"-, se van poco a poco acercando por su condición de víctimas, especialmente el estudiante y tímido hijo.

La eterna y manoseada figura del maestro y el principiante, bloquea las ideas dejando la propuesta en un mero entrenimiento, con momentos graciosos, no voy a negarlo -el aprendizaje de un lenguaje "de los hombres" con los episodios en la peluquería y la obra-. El regerador final no me lo imaginaba y quizá sea lo mejor, una vuelta de tuerca al mito del policía-justiciero.

En fin, una película que se deja ver con una ligera sonrisa cómplice y se olvida con la misma naturalidad.

Calificación: 5/10.

domingo, 15 de marzo de 2009

Angelic Upstarts - Solidarity

Formados en South Shields, Tyne and Wear -nordeste de Inglaterra- en 1977 e influenciados por The Clash y Sex Pistols, Angelic Upstarts publicaron su primer single un año después.

Siguieron varios discos combativos que atacaban en las letras de Mensi, líder de la banda, la corrupción política y las actuaciones policiales, hasta que en 1983 dieron el campanazo de ventas y fama, especialmente en nuestro país, con esta canción, incendiaria de las discotecas de aquellos años.


As the Polish workers fight to make their stand
And behind them every honest working man
In unity there’s each other and your friend becomes your brother
And in the tyrant’s heart will be a lesson learned

Give them hope, give them strength, give them life
Like a candle burning in the black of night
We are with you in our hearts and in our minds
And we’ll pray for our nation through it’s darkest times

I know that your hearts are made of the firmer kind
And a riot stick won’t kill your peace of mind
You can fight with all the spirit that you possess
Because your fight is a struggle at it’s best

Give them hope, give them strength, give them life
Like a candle burning in the black of night
We are with you in our hearts and in our minds
And we’ll pray for our nation through it’s darkest times

The tyrant has no smile on his face
He knows that in his mind he’s a disgrace
The religion of union will take his breath away
Our turn will come and we will have our say

Give them hope, give them strength, give them life
Like a candle burning in the black of night
We are with you in our hearts and in our minds
And we’ll pray for our nation through it’s darkest times

As the Polish workers fight to make their stand
And behind them every honest working man
Join hands with your brother and then you can help each other
Watch the tyrants burn in the fire that they have built

Give them hope, give them strength, give them life
Like a candle burning in the black of night
We are with you in our hearts and in our minds
And we’ll pray for our nation through it’s darkest times

Give them hope, give them strength, give them life
Like a candle burning in the black of night
We are with you in our hearts and in our minds
And we’ll pray for our nation through it’s darkest times

jueves, 12 de marzo de 2009

Cuando las mujeres hayan desaparecido (2006) de Bénédicte Manier

Bénédicte Manier es licenciada en licenciada en lingüística y periodismo y trabaja en la agencia France-Presse dedicada a la infancia, las mujeres y las transformaciones sociales. En 2006 publicó este libro que analiza la situación de las mujeres en Asia en general y en India y China, en particular.

Multireferenciado y sumamente didáctico, hasta incluso excesivamente meticuloso, Manier desmenuza en cinco capítulos los ritos ancestrales de las sociedades asiáticas (bodas, dotes...), los métodos de desaparición de las niñas, algunos tan tremendos como el infanticidio -perseguido, pero no desaparecido-, la situación actual de los países comentados (con porcentajes de mujeres en algunas regiones indias inferiores al 80% de hombres), las consecuencias de esta realidad (trata de mujeres, crecimiento de la violencia sexual y de la prostitución casi exponencial) y, por último, algunas ideas sobre las posibles soluciones así como una previsión de futuro.

El libro pone los pelos de punta con la triste realidad de la mujer en la práctica totalidad del continente asiático. Los países no estudiados no están mejor, imaginemos Afganistán o Irak, y las cifras hablan por sí solas: más de 100 millones menos de mujeres que de hombres por el momento, un 90% de las criaturas abandonadas son niñas, la mortalidad de las niñas menores de un año de edad son superiores en alrededor de un 20% a la de los niños...

Mucho que hacer en nuestra sociedad, pero infinitamente más en un área del planeta donde se concentra más de la mitad de la población y en la que el desarrollo económico no impide carencias importantes en derechos humanos auspiciadas por gran parte de la población fundamentalmente en base a la tradición.

Ediciones Cátedra, S.A. Universitat de València. Instituto de la mujer. 187 páginas. 17,10 €. ISBN: 978-84-376-2397-9.

domingo, 8 de marzo de 2009

La primera película

Louis Aimé Augustin Le Prince (Metz, Francia, 1841 - Chicago, 1910), estudió física y química en Leipzig y después de viajar por distintos países, se instaló en Nueva York. Habiendo fracasado en distintos proyectos, empezó en 1885 sus primeros experimentos orientados hacia la captación y proyección de imágenes estereoscópicas.

En aquella época también ideó una cámara con dieciséis objetivos preparados para converger en el mismo punto, obteniéndose una misma imagen desde dieciéis puntos de vista, que era recogida en dos bandas de película de papel enrollable. La proyección la ideó mediante un sistema de diapositivas enmarcadas en madera, difícilmente arrastrables a la velocidad de la reproducción del movimiento. El sistema no funcionó hasta que montó cada fotograma, revelado en negativo y transformado en una transparencia en positivo, con un refuerzo de cristal en un pequeño marco de madera reforzado con cintas de cuero.

Espiado por los hombres de Edison, afamado cazainventos ajenos, volvió a Leeds donde construyó otro aparato con un sólo objetivo que obtenía una imagen más fija. Con él realizó las primeras películas de la historia del cine.

El 14 de octubre de 1888 Le Prince tomó unas imágenes familiares sobre una tira continua de papel Kodak en el jardín de la casa de sus suegros en la ciudad inglesa. La datación es exacta puesto que en el cortometraje aparece Sarah Robinson, su suegra, que falleció diez días después.

viernes, 6 de marzo de 2009

Telegrama

Nueva York.
Un triángulo escaleno
asesina a un cobrador.

El cobrador, de hojalata,
y el triángulo, de prisa,
otra vez a su pizarra.

Nick Carter no entiende nada.

¡Oh!
Nueva York.

Rafael Alberti. Cal y canto (1929).

martes, 3 de marzo de 2009

La huella de un recuerdo (1946) de John Brahm

Nacido en el seno de una familia de origen judío, Hans Brahm (Hamburgo, 1893 - Malibú, California, 1982) empezó su carrera artística en la interpretación, su padre era actor de variedades y su tío productor teatral y descubridor de Max Reinhardt, y continuó en la dirección en la que llegó a ser uno de los más importantes directores escénicos durante la República de Weimar. Con la llegada al poder de Hitler se trasladó a Reino Unido donde realizó una película.

Instalado en Hollywood en 1937, cambió de nombre y empezó una interesante carrera cinematográfica llena de altibajos en la que tocó prácticamente todos los géneros casi siempre dentro de los parámetros de serie B. Olvidado durante décadas, actualmente goza de cierto prestigio crítico fundamentalmente gracias a Jack el destripador (The Lodger, 1944), Concierto macabro (Hangover Square, 1945) y La huella de un recuerdo (The Locket, 1946).

La película empieza con una pareja que se dirige a una boda sorprendida de la rápidez con la que su sobrino se va a casar con Nancy (Gene Raymond), una joven ajena a sus ambientes. Al conocer a la novia participan del entusiasmo del marido, sin embargo, un desconocido (Brian Aherne), doctor en psicología, quiere hablar con éste. Le comunica que ella ya está casada y es la autora moral de la muerte de su anterior novio (un jovencísimo Robert Michum). Esta declaración nos abre la puerta a un torrente de flash-backs encadenados uno dentro del otro.

En el primero vemos la historia con su anterior marido, en el segundo descubrimos el porqué del suicidio y en el tercero conocemos algunos episodios de su infancia. El argumento, valiente, con tres saltos en el tiempo, alguno de ida y vuelta, puede parecer excesivamente artificioso pero en manos de Brahm deviene en sumamente misterioso e inquietante.

Apoyado en una estética expresionista, la película se convierte en la demostración de una perturbación mental, con sus alucionaciones, sus claroscuros, sus abismos y sus mentiras y en la exposición de la constante más importante de su autor, el equilibrio entre lo racional y lo misterioso, lo perverso y lo trágico.

La tensión narrativa se mantiene hasta el último fotograma en el que se descubre que el hombre que ha iniciado la narración no necesita seguir estando ingresado en una clínica como Nancy quiere. La puesta en escena de estos descubrimientos es brillante: al plano del objeto provocador del trauma, sucede un contrapicado que encuadra el rostro desencajado de Nancy dentro del velo y en la siguiente escena, mientras se acerca al altar, van apareciendo en picado en la alfombra víctimas y verdugos de su desvarío que la acosan para que no consiga alcanzar su felicidad.

Calificación: 7/10.