domingo, 30 de noviembre de 2008

Gomorra (2008) de Matteo Garrone

A principios de la pasada década vino a Valencia Francesco Rosi (Nápoles, 1922) a presentar Dimenticare Palermo (1992). Al preguntarle qué le parecía El Padrino (The Godfather, 1972) de Francis Ford Coppola elogió su impresionante calidad cinematográfica pero criticó su retrato romántico del gángster. Él, nacido en la cuna de la camorra, no veía bien admirar a un capo de la Cosa Nostra. Había hecho varias películas retratando la verdadera cara de la delicuencia, como El desafío (La sfida, 1958) o Las manos sobre la ciudad (Le mani sulla città, 1963), vigentes -especialmente la segunda- cuarenta años después.

Acaba de estrenarse Gomorra (2008) de Matteo Garrone, basada en la homónima novela Roberto Saviano (1979), sobre el que pesa una amenaza de muerte por su retrato de la delicuencia napolitana, especialmente por denunciar la fraudulenta gestión de los residuos peligrosos. Admiro su valentía y le deseo la mejor suerte.

La película de Garrone se basa bastante fielmente en cinco de las once historias de la novela, optando también, con el concurso de seis guionistas entre los que se encuentra el director y el escritor, por una exposición coral de la penosa situación de una ciudad en declive.

Los personajes de partida son un niño que tiene que empezar a ganarse la vida, una pareja de adolescentes que adoran al Tony Camonte de El precio del poder (Scarface, 1983) de Brian de Palma, un pagador de una de las bandas que luchan por el poder, un elegante hombre de negocios que ofrece bajos precios para deshacerse de residuos tóxicos y un sastre al servicio de un taller oculto que trabaja para la camorra. Es, pues, un abanico poblacional bastante amplio.

La cámara en mano nos acerca a un barrio entero siguiendo a estos personajes entrelazados, que son víctimas y verdugos de una perspectiva vital sin horizontes. No hay salvación, hay que entrar en el negocio. Sólo el aprendiz del gestor de residuos parece salir de la vorágine.

La película elige la sobriedad como bandera, se aparta de la sangre, abundante, y no busca el feísmo, pero falla en el retrato de los personajes, meras pinceladas de personalidad parecen insuficientes. No obstante, su imponente presentación, sin fisuras, de gran parte de los negocios sucios que se cuecen en la ciudad y su decidida apuesta por la desdramatización de la escalofriante realidad, la convierten en una película necesaria.

Espero que la haya visto Francesco Rosi.

Calificación: 6/10.

sábado, 29 de noviembre de 2008

The Strokes - Last Nite



Last night, she said:
"Oh, baby, I feel so down.
See, it turns me off,
When I feel left out"

So I, I turned 'round:
"Oh baby, don't care no more,
I know this for sure,
I'm walkin' out that door"

Well, I've been in town for just 'bout fifteen oh minutes now
And Baby, I feel so down
See I don't know why!
I was walkin' for miles

And people they don't understand
No, girlfriends, they won't understand
Your Grandsons, they won't understand
And me, I ain't ever gonna understand...

Last night, she said:
"Oh, baby, I feel so down.
See, it turns me off,
When I feel left out"

So I, I turned 'round:
"Oh, baby, gonna be just fine"
It was a great big lie
'Cause I left that night”

And, people they don't understand
No, girlfriends, they won't understand
In spaceships they won't understand
And me, I ain't ever gonna understand...

Last night, she said:
"Oh, baby, don’t feel so down.
See, it turns me off,
When I feel left out"

So I, I turned 'round:
"Oh little girl I don't care no more.
I know this for sure,
I'm walking out that door," yeah...

The Strokes. Is This It (2001).

viernes, 28 de noviembre de 2008

Las 10 mejores películas de William Wyler

10. El coleccionista (The Collector, 1965). Guion: Stanley Mann y John Kohn. Música: Maurice Jarre. Intérpretes: Terence Stamp, Samantha Eggar, Mona Washbourne y Maurice Dallimore. 119 min. [6/10]

9. Dead End (1937). Guion: Lillian Hellman. Música: Alfred Newman. Intérpretes: Silvia Sidney, Joel McCrea, Humphrey Bogart y Wendy Barrie. 93 min. [6/10]

8. Cumbres borrascosas (Wuthering Heights, 1939). Guion: Charles McArthur y Ben Hecht. Música: Alfred Newman. Intérpretes: Merle Oberon, Laurence Olivier, David Niven y Flora Robson. 103 min. [6/10]

7. La carta (The Letter, 1940). Guion: Howard Koch. Música: Max Steiner. Intérpretes: Bette Davis, Herbert Marshall, James Stephenson y Frieda Inescort. 95 min. [6/10]

6. Horizontes de grandeza (The Big Country, 1987). Guion: James R. Webb, Sy Bartlett y Robert Wilder. Música: Jerome Moross. Intérpretes: Gregory Peck, Jean Simmons, Carrol Baker y Charlton Heston. 165 min. [7/10]

5. Ben-Hur (Ben-Hur, 1959). Guion: Karl Tunberg. Música: Miklós Rózsa. Intérpretes: Charlton Heston, Stephen Boyd y Jack Hawkins, Haya Harareet. 212 min. [7/10]

4. La loba (The Little Foxes, 1941). Guion: Lillian Hellman. Música: Meredith Willson. Intérpretes: Bette Davis, Herbert Marshall, Teresa Wright y Richard Carlson. 115 min. [7/10]

3. Vacaciones en Roma (Roman Holiday, 1953). Guion: Ian McLellan Hunter (Dalton Trumbo) y John Dighton. Música: Georges Auric. Intérpretes: Gregory Peck, Audrey Hepburn, Eddie Albert y Hartley Power. 118 min. [7/10]

2. Jezabel (Jezabel, 1938). Guion: Clements Ripley, Abem Finkel, John Huston y Robert Buckner. Música: Max Steiner. Intérpretes: Bette Davis, Henry Fonda, George Brent y Margaret Lindsay. 103 min. [8/10]

1. Los mejores años de nuestra vida (The Best Years of Our Lives, 1946). Guion: Robert E. Sherwood. Música: Hugo Friedhofer. Intérpretes: Fredric March, Myrna Loy, Dana Andrews y Teresa Wright. 172 min. [9/10]

William Wyler dirigió 69 películas entre 1925 y 1970.

jueves, 27 de noviembre de 2008

La página en blanco del Dr. No

Maurice Binder nació en Nueva York en 1925 y empezó su carrera como diseñador gráfico en los grandes almacenes Macy antes de dirigir las campañas publicitarias de Gilda (1946) y La dama de Shanghai (The Lady from Shanghai, 1948) para Columbia Pictures.

Después de debutar en el diseño de títulos de crédito con The James Dean Story (1957) de Robert Altman, emigró a Gran Bretaña para trabajar con Stanley Donen. Su trabajo en Página en blanco (The Grass is Greener, 1961) supuso su lanzamiento.


Albert R. Broccoli y Harry Saltzman advirtieron su gran potencial y lo contrataron para James Bond contra el Dr. No (Dr. No, 1962). Su último trabajo para la serie fue Licencia para matar (Licence to Kill, 1989) después de catorce maravillas. Ésta es la primera.

martes, 25 de noviembre de 2008

Comienzo de Sed de mal

De la mano de Charlon Heston, Orson Welles volvió a Hollywood para demostrar a los magnates que podía ajustarse a un plan de rodaje o para demostrarse a sí mismo su genialidad. El caso es que realizó una de las películas más redondas de la historia del cine, Sed de mal (Touch of Evil, 1958).

La película comienza con un plano secuencia rodado con grúa -no existía el steadicam- que corta el aliento.

Walter Sucker (Fred Ward): "La toma inicial de Sed de mal duraba seis minutos y medio".
Griffin Mill (Tim Robbins): "Creo que no era tanto, Walter".
Walter Sucker: "Puede que sólo fueran tres o cuatro, pero montó la peli a partir de un único plano".

El juego de Hollywood (The Player, 1992) de Robert Altman.

Son poco más de tres minutos desde la colocación de una bomba en un coche hasta su explosión, pero a través de calles, un puesto fronterizo... Alucinante.

domingo, 23 de noviembre de 2008

Happy, un cuento sobre la felicidad (2008) de Mike Leigh

No parece posible una persona eternamente contenta o que mantiene el humor en el día a día y las películas con personajes absolutamente felices no abundan y cuando aparecen provocan reparos. En los últimos años no recuerdo más que una película llena de optimismo, Amelie (Le fabuleux destin d'Amélie Poulin, 2001) de Jean-Pierre Jeunet, pero era una apuesta por la fantasía, lejos del realismo.

Mike Leigh (Salford, Gran Manchester, 1946) me emocionó denunciando los problemas de la clase media contemporánea en Secretos y mentiras (Secrets & Lies, 1996) y Todo o nada (All or Nothing, 2002) y denunció con éxito la moral inglesa de los años 50 en El secreto de Vera Drake (Vera Drake, 2004). Entre ambas una película pequeña sobre la vida de estudiante y la pérdida de ilusiones que, sin práctico reconocimiento, me gustó bastante, Dos chicas de hoy (Career Girls, 1997).

Ahora nos llega una película más en la línea de esta última, es decir, sin tanta carga dramática, más ligera, que en tono de comedia defiende la alegría como escudo social.

De título original Happy-Go-Lucky, declaración de intenciones como aquí, la principal línea argumental nos presenta a una maestra treintañera llamada Poppy que decide sacarse el carné de conducir cuando le roban su bicicleta y mientras encuentra el amor. En la descripción de su entorno, no olvida Leigh las alusiones al paro y los problemas sociales, como la violencia familiar.

La película se apoya en una excelente interpretación de Sally Hawkins, una joven actriz que habia participado en los anteriores filmes de Leigh. Su naturalidad, pese a la dificultad para hacer creíble el papel, la hace encantadora, te enamoras de ella. La posibilidad de un personaje frívolo o inconsciente se desvanece contemplándola.

Su día a día, sus relaciones con su compañera de piso, con la que convive diez años sin problemas, sus problemas de salud, sus relaciones familiares y sobre todo su relación con su profesor de autoescuela, acertado Eddie Marsan, un personaje frustado por sus prejuicios y su imposibilidad de comunicar sus sentimientos, son mostrados sin asperezas, combinando los momentos intimistas en interiores con los exteriores, los diálogos -siempre brillantes- más densos con los más suevas y frescos.

Calma y sencillez, sutileza y calidez son las principales armas de una inteligente película sobre seres felices en un mundo infeliz que nos deja un sabor de boca a buen cine.

Calificación: 6/10.

sábado, 22 de noviembre de 2008

El porvenir de la humanidad

De golpe se le despertaron recuerdos y hechos que no había vivido (recuerdos quizá heredados de sus padres y abuelos) o que habían vivido y después olvidado. Esas bruscas, extrañas, maravillosa iluminaciones de la memoria la colmaron de azoramiento y terror. No podía dar un paso. Debió tenderse en la tierra y cerrar los ojos. Pero las imágenes seguían desfilando por su cerebro. ¿Estaré volviéndome loca?, pensó.

Recordaba nítidamente una casita pintada de azul, cada una con su jardín y su chimenea, avenidas arboladas, el movimientos de los transeúntes, la animación del tránsito de carruajes, niños que jugaban (¡que jugaban!) en una plaza, los cafés con mesitas en las veredas y, alrededor de cada mesa, los parroquianos alegres que bebían y cantaban.

Luego —un recuerdo arrastraba otro— evocó un fiesta de boda, una fiesta de cumpleaños, veranos a la orilla del mar, bailes populares alrededor de las fogatas, los días en que las personas mayores se reunían para, ¿para qué?, para elegir a los gobernantes (¡Dios mío, los elegían!), la noche en que los más jóvenes se revelaron, una noche en que hubo luchas callejeras y aparecieron los soldados y después vino alguien, alguien que…

Un capataz se le acercó, látigo en mano:

—¿Qué haces ahí, haraganeando como una cigarra?

Al oír esa voz ruda, se le borraron instantáneamente los recuerdos.

Entonces se puso de pie y caminó en fila india junto a las demás hormigas.

Marco Denevi.

viernes, 21 de noviembre de 2008

Made it, Ma! Top of the world!

El cierto paralelismo entre Al rojo vivo (White Heat, 1949) de Raoul Walsh y Scarface, el terror del hampa (Scarface, 1932) de Howard Hawks, no impide a la primera que sea una obra maestra absoluta.

James Cagney encarna a Arthur "Cody" Jarrett, un gángster muy violento capaz de disparar a sangre fría contra hombres desarmados o mientras come un muslo de pollo entre disparo y disparo, pero también indefenso por sus ataques epilépticos durante los cuáles sólamente es atendido por su madre. Una madre que lo mima como a un niño y que le dice durante la película que llegará a la cima del mundo.

Acorralado por el F.B.I. después de haber sido traicionado por sus hombres, Jarrett es abatido pronunciando una de las frases más famosas del séptimo arte: ¡Lo conseguí, mamá! ¡La cima del mundo! En la película de Hawks, el cartel de neón que decía "El mundo es de ustedes" se apagaba con la muerte de Scarface.

jueves, 20 de noviembre de 2008

Los inicios de John Alvin

Algunos de los primeros carteles del diseñador gráfico John Alvin (1948-2008) se encuentran entre sus mejores obras.

Debutó en 1974 con Sillas de montar calientes (Blazing Saddles, 1974) de Mel Brooks y siguió trabajando con el cómico neoyorkino en El jovencito Frankenstein (Young Frankenstein, 1974), mi favorito.

El cartel de El fantasma del paraíso (Phantom of Paradise, 1974) llegó a estar expuesto en el Instituto Smithsoniano, el complejo de museos de Washington.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Versioneando Mrs. Robinson

Paul Simon (Newark, New Jersey, 1941) escribió en 1968 una de sus más bellas canciones.

Mrs. Robinson se editó en abril de aquel año como primer single de Bookends, cuarto álbum de Simon and Garfunkel. La cara B tenía dos canciones: Old Friends y Bookends. Llegó al primer puesto en Estados Unidos y, unos meses más tarde, al cuarto en Reino Unido.

Después del éxito de la película El graduado (The Graduate, 1968) de Mike Nichols y la publicación de su banda sonora, se reeditó en Reino Unido en un E.P. que incluía April Come She Will, Scarborough Fair - Canticle y The Sound of Silence. Llegó a la novena posición de las listas de ventas.

Muchas han sido las versiones, desde la de Frank Sinatra un año después a Doctor Explosion, pasando por Bon Jovi o Paul Mauriat. Mi preferida siempre ha sido la de The Lemonheads, editada en el quinto larga duración de la irregular banda, It's a Shame about Ray (1992).

lunes, 17 de noviembre de 2008

Now (1965) de Santiago Álvarez

Un montaje de fotos y fragmentos de reportajes que ilustran la intolerancia racial (desfiles nazis, mítines del Ku Klux Klan, negros apaleados y quemados vivos, brutalidad policial, manos negras maniatadas, niños asustados, junta a la famosa canción de agitación de Lena Horne Now. Tiene crudeza, impacto amargo, todo muy impresionante por su brevedad.

Antes de la revolución yo era tan solo un tragapelículas, un espectador como cualquier otro de cualquier parte del mundo. Pertenecía a una sociedad cultural, "Nuestro Tiempo", que tenía un cine-club donde veíamos y discutíamos teóricamente los films clásicos. Otros camaradas que hoy trabajan en el ICAIC -Alfredo Guevara, Julio García Espinosa, Tomás Gutiérrez Alea- pertenecían también a ese cine-club. Proyectábamos algunos films revolucionarios clásicos de la Unión Soviética. Había un distribuidor de películas soviéticas para Cuba y México y solíamos alquilarlas y proyectarlas en un pequeño cine los domingos por la mañana. Nos reuníamos para ver las películas y discutirlas, pero era también un pretexto para reclutar gente izquierdista y hablar de problemas sociales.

Antes de esto, en 1939, viví en los Estados Unidos, donde empecé a ser políticamente consciente; al regresar a Cuba me hice comunista. El imperialismo americano es el más grande promotor del comunismo en el mundo. De hecho, fueron mis experiencias americanas las raíces de Now, mi película contra la discriminación racial en Estados Unidos. Me vino todo a la cabeza cuando estaba escuchando la canción titulada Now, cantada por Lena Horne (una melodía basada en un antiguo canto hebreo de autor anónimo). Cuando empecé a trabajar en el ICAIC en esta película, ese recuerdo, esa experiencia, me ayudó: utilicé todo el odio que había sentido contra la discriminación y la brutalidad.

Santiago Álvarez.

domingo, 16 de noviembre de 2008

El cine según... Wajda

Lo que más aprecio en una obra cinematográfica son los valores emocionales. Las películas intelectuales no llegan al espectador; son películas, en el fondo, carentes de valor. Para que una película haga impacto en el público y los protagonistas lo conmuevan, los medios de expresión tienen que ser emocionales. Mi divisa: presentar héroes románticos en situaciones dramáticas.

Andrzej Wajda. Revista Polonia, 5 (1972).

sábado, 15 de noviembre de 2008

¿Cuánto pesa una cabeza humana?

El peso de una cabeza se puede medir aislándola totalmente del resto del cuerpo. Como la decapitación no permite comprobar el peso de la propia cabeza hay que buscar otras alternativas.

Las vértebras cervicales son responsables de sostener el peso de la cabeza. Si nos colgamos cabeza abajo por los pies, las vértebras del cuello se separarán ligeramente debido a que el peso de la cabeza tirará de ellas.

Para pesarse la cabeza no hay más que bajar despacio hacia el tablero de una báscula en esa posición. Hay que mantenerse atento a la distancia entre la vértebra más alta del cuello y el cráneo, utilizando para ello, por ejemplo, un escáner ultrasónico, y en el instante en que la vértebra empiece a moverse hacia el cráneo debe parar y leer lo que marca la báscula. Como el cuello no está ejerciendo ya ninguna fuerza sobre la cabeza y ésta se halla aislada de él puede obtenerse una medida exacta de su peso.

El peso aproximado de la cabeza humana es de 4,25 kilogramos.

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Fuente: ¿Hay algo que coma avispas?

viernes, 14 de noviembre de 2008

Prólogo de West Side Story

Durante muchos años me encantó West Side Story (1961) de Robert Wise y Jerome Robbins -en España estrenada como Amor sin barreras-. Después de descubrirla en un pase televisivo la vi un par de veces más. Me fascinaban los bailes, desde el inicial al del gimnasio. Incluso me compré la banda sonora de Leonard Berstein.

Hace más de una década que no la veo, pero hoy me ha venido a la memoria. En el recuerdo, una película entre dos aguas que no siempre se unen con fortuna: los geniales números musicales y la edulcorada del amor entre Tony y Maria, los Romeo y Julieta modernos.

Mi número favorito es el prólogo. Empieza con una guitarra eléctrica y metales graves creando ambiente, chasquidos de dedos marcan el pulso junto a un saxo solista. Es el tema de los Jets, que crece y crece hasta una parada en seco. La entrada de los Sharks, con trombón y percusión, convierte a los metales graves en sustitutos de los chasquidos de los dedos. El tema de los Jets sigue sonando pero más bajo. Un silbato de policía presagiando la tragedia prepara la entrada de la canción de los Jets. La cámara en picado, zoom, panorámica, travelling... explosión creativa.

jueves, 13 de noviembre de 2008

Un cabello

Incluso un cabello tiene su propia sombra.


Publio Siro, (85 a. C.-43 a. C.), escritor latino de la antigua Roma.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Eleanor Rigby

El año 1966 nos regaló tres de los mejores álbumes de la historia: Blonde On Blonde de Bob Dylan, Pet Sounds de The Beach Boys y Revolver de The Beatles. En este último están incluidas joyas como Rain, I'm Only Sleeping o Eleanor Rigby.

Siempre me gustó esta última canción. Recuerdo la primera vez que la oí. La puso mi profesora de música en un tocadiscos en cuarto o quinto de la antigua E.G.B. Me encantó el vaivén de las voces -como en una montaña rusa-, los coros, la estupenda vocalización, la cantidad de instrumentos que parecían sonar a pesar de ser una canción de rock...

La historia de la personaje ha estado oculta hasta hoy.

Paul McCartney explicó en el mismo año de su edición que tomó el nombre de Eleanor de Eleanor Bron, una joven actriz que debutó en el cine con Help! (1965) de Richard Lester, y Rigby, de una firma de Bristol dedicada al comercio de vino, Rigby & Evens.

En los años ochenta se descubrió una lápida con el nombre de Eleanor Rigby en el cementerio de la escuela de San Pedro, en el barrio de Woolton (Liverpool), al que solían ir de adolescentes McCartney y Lennon. "El cementerio de la iglesia de San Pedro era un lugar que John y yo frecuentabamos regularmente, es posible que haya visto la tumba con el nombre y quizás inconscientemente lo haya recordado o relacionado; quizás mi memoria se clavó particularmente en ese recuerdo, o en el nombre, Eleanor. Pero el nombre no me resultaba suficiente, quería un apellido poco común", explicó entonces McCartney.

En 1990 Annie Mawson, directora de la ONG Sunbeams Music Trust, dedicada a ayudar con la música a niños con dificultades de aprendizaje, escribió a McCartney para contarle cómo había ayudado a un niño autista tocando al piano Yellow Submarine (1969). Desde la oficina del músico, Mawson recibió un documento que se va subastar a finales de este mes en la galería Idea Generation de Londres.

El documento, obtenido del libro de cuentas de 1911 de la ciudad de Liverpool, constata que Eleanor Rigby era una criada que trabajó en el hospital de Parkhill y que cobraba un salario de 14 peniques. Estuvo casada y falleció en octubre de 1939 a la edad de cuarenta y cuatro años. Parece ser que no tenía mucho en común con el personaje de la canción, una solterona que tiene una relación con un sacerdote, el padre Mckenzie.



Ah, look at all the lonely people
Ah, look at all the lonely people

Eleanor Rigby picks up the rice in the church where a wedding has been
Lives in a dream
Waits at the window, wearing the face that she keeps in a jar by the door
Who is it for?

All the lonely people
Where do they all come from?
All the lonely people
Where do they all belong?

Father McKenzie writing the words of a sermon that no one will hear
No one comes near.
Look at him working. Darning his socks in the night when there's nobody there
What does he care?

All the lonely people
Where do they all come from?
All the lonely people
Where do they all belong?

Eleanor Rigby died in the church and was buried along with her name
Nobody came
Father McKenzie wiping the dirt from his hands as he walks from the grave
No one was saved

All the lonely people
Where do they all come from?
All the lonely people
Where do they all belong?

martes, 11 de noviembre de 2008

La fortaleza escondida (1958) de Akira Kurosawa

Un travelling de seguimiento nos presenta a dos campesinos de espaldas que se acusan mutuamente de su situación después de la guerra. Un samurái los alcanza aterrorizado, pero es abatido inmediatamente por un grupo de combatientes a caballo. Su susto no les impide seguir hablando de sus miserias hasta que se pelean y separan.

Este es comienzo de La fortaleza escondida (Kakushi-toride no san-akunin, 1958) la película que argumentalmente -una guerra inacabada, un caballero, dos escuderos, una orgullosa princesa y un viaje lleno de amenazas- sirvió de base a La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977) y que gracias a mi amigo Salvatrón he podido recuperar.

Un argumento no demasiado destacable que la amplitud de miradas de Kurosawa convierte en algo más que una película de aventuras ambientada en la Edad Media japonesa, un jidai-Geki aventuras.

El emperador consigue una puesta en escena de gran fisicidad cercana al western con las admirables escenas multitudinarias en las que los campesinos están prisioneros o las que se desarrollan en la montaña junto a la fortaleza. Comedia y drama se alternan y compaginan perfectamente, impregnadas del humanismo habitual de su director, y sus temas de siempre, el absurdo de la guerra o el viaje como aprendizaje, no pierden un ápice de su fuerza.

Las escenas de acción son emocionantes, especialmente el duelo con la lanza, y los personajes están bien matizados en su evolución. El viaje convierte a la princesa en más feliz, al general Rokurota -estupendo Mifune- en más sociable y a los dos pícaros en... bueno, en menos pícaros, porque estos parece que no tienen solución, por mucho que se cierre el círculo y al final se acercen al cámara más alegres.

Una película aparentemente ligera que encierra grandes momentos.

Calificación: 6/10.

lunes, 10 de noviembre de 2008

Problemas de doblaje

En la toma perfecta, cuando el guión es bueno
y los actores fingen dignamente ser héroes,
el tiempo marca estrías, va apagando
uno a uno los focos y la banda
sonora se interrumpe.
Sensación de pantalla desgarrada
la insuficiencia siempre de vivir.
Qué frágil la película
que intentamos rodar en esas horas
para sesión privada y clandestina
en la pantalla interna de los párpados.
Un insípido todo pudoroso
de noche americana
en las irisaciones del deseo,
ni siquiera el siena matizado
del pasado indoloro nos acude.
Sueño de gabardinas
por calles satinadas de humedad,
labios muy densos, casi
negros desde la sala. Juventud,
cinta de celuloide erosionado,
un guión mediocre,
problemas de doblaje.

Aurora Luque. Problemas de doblaje (1989).

domingo, 9 de noviembre de 2008

El steadicam

A comienzos de 1976, el principiante operador Garrett Brown convirtió los raíles de los travellings en obsoletos. Mediante un arnés y un sistema de contrapesos inventó el steadicam o estabilizador individual con montura.

La primera escena en la que se utilizó fue en el baile al aire libre de Esta tierra es mi tierra (Bound of Glory, 1976) de Hal Ashby. Los entrenamientos de Marathon Man (1976) de John Schlesinger y Rocky (1976) de John G. Avildsen son sus siguientes pasos.

En 1977 Garrett Brown y The Cinema Products Corps. obtienen el Óscar Técnico "por la invención y desarrollo de la cámara llamada steadicam"

El rodaje de El resplandor (The Shining, 1980) de Stanley Kubrick supuso un paso más.

(...) Uno de los planos del que más se ha hablado es la extraña secuencia en la que se sigue a Danny pedaleando a gran velocidad por los pasillos sobre su cochecito de plástico. El sonido es ensordecedor cuando corre sobre el parqué para apagarse bruscamente cuando atraviesa una alfombra. El objetivo debía encontrarse a algunos centímetros por encima del suelo y desplazarse rápidamente
muy cerca del vehículo, delante o detrás de él.

Intenté hacerlo andando pero después de una toma de tres minutos estaba tan exhausto que hubiera sido incapaz de dar las instrucciones para mi entierro. Además a esa velocidad, casi no podía acercar el objetivo a menos de 45 cm del suelo. Decidimos montar el steadicam sobre el sillón con ruedas Ron Ford, prototipo que Stanley había contribuido a crear unos años antes y que todavía tenía a su disposición.

Se trata de un aparato muy útil. Se puede desplazar en todas direcciones y el asiento se puede mover según las exigencias del plano (...). Así estábamos equipados para desplazar suavemente la cámara sobre las alfombras y sobre el suelo a gran velocidad y a cualquier altura, hasta algunos centímetros del suelo. El resultado, como se puede ver, es espectacular''.

(Garrett Brown, ''The Shining and the Steadicam'', American Cinematographer, Hollywood, agosto 1980).


sábado, 8 de noviembre de 2008

The Alphabet (1968) de David Lynch

Fue en Filadelfia donde empecé a hacer cine. Todo empezó con un concurso de pintura y escultura experimental que la Academia celebraba cada año. El primer año construí una escultura móvil que consiguió el segundo premio. El segundo, construí una pantalla esculpida con tres cabezas tridimensionales e hice una película sobre seis personas vomitando que tenía que proyectarse en aquella pantalla. Aquella escultura-película compartió el primer premio. Un millonario, antiguo alumno de la Academia, vio la exposición y me preguntó si podría hacer otra escultura-película para su sala de estar por mil dólares. Fue entonces cuando compré una cámara de segunda mano. Dejé la Academia porque no aprendía nada nuevo y podía seguir haciendo cosas en casa. Fue entonces cuando empecé a trabajar en un corto de cuatro minutos combinando, por primera vez para mí, animación y acción real. Se llamaba The Alphabet y lo presenté al American Film Institute con la esperanza de que me dieran una beca.

David Lynch.


jueves, 6 de noviembre de 2008

El cine según... Ford

Siempre me ha gustado hacer películas, ha sido toda mi vida. Me gusta la gente con la que trato, y no me refiero a los peces gordos; me refiero a los actores, las actrices, los fotógrafos, los eléctricos. Me gusta estar en el plató, y se trate de la película que se trate, me gusta trabajar en el cine. Es divertido. (...) Pero nunca he pensado en lo que estaba haciendo en términos de "arte", o "esto es estupendo" o "de importancia mundial", ni nada por el estilo, para mí, siempre se trataba de un trabajo que hacer, con lo que disfrutaba inmensamente, y nada más.

Del libro John Ford de Peter Bogdanovich. Editorial Fundamentos, 1971.

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Títulos y tráiler de Teléfono rojo...

Pablo Ferro (Antilla, Cuba, 1935) emigró a Nueva York siendo adolescente y trabajó con Stan Lee en Atlas Comics Books a mediados de los años cincuenta. Desde el mundo de la publicidad dio el salto al cine de la mano de Stanley Kubrick que lo fichó para que hiciera los títulos de crédido de Teléfono rojo, volamos hacia Moscú (Dr. Strangelove or How I Learned to Stop Worrying and Love the Bomb, 1964) .

Kubrick pensó en utilizar aviones pequeños sobre los que impresionar las letras, pero Ferro lo convenció para utilizar grandes aeronaves y letras de distinto tamaño que ocuparan prácticamente toda la pantalla. Dibujó todas las letras a mano consiguiendo un resultado muy atractivo. Nunca antes se había hecho nada parecido.

Posteriormente, ante la negativa de Arthur Lipsett, Kubrick le encargó también el tráiler -vídeo- y Ferro empleó una técnica novedosa consistente en la combinación de imágenes de la película y letras o palabras a 125 imágenes por minuto. Había inventado el 'quick cut' (corte rápido).

lunes, 3 de noviembre de 2008

Las 10 mejores películas de John Huston

10. La horca puede esperar (Sinful Davey, 1969). Guion: James R. Webb. Música: Ken Thorne. Intérpretes: John Hurt, Pamela Franklin, Niguel Davenport y Ronald Fraser. 95 min. [6/10]

9. Fat City, ciudad dorada (Fat City, 1972). Guion: Leonard Gardner. Música: Marvin Hamlish. Intérpretes: Stacy Keach, Jeff Bridges, Susan Tyrrell y Candy Clark. 100 min. [6/10]

8. Cayo Largo (Key Largo, 1948). Guion: Richard Brooks y John Huston. Música: Max Steiner. Intérpretes: Humphrey Bogart, Edward G. Robinson, Lauren Bacall y Lionel Barrymore. 100 min. [7/10]

7. Vidas rebeldes (The Misfits, 1961). Guion: Arthur Miller. Música: Alex North. Intérpretes: Clark Gable, Marilyn Monroe, Montgomery Clift y Thelma Ritter. 124 min. [7/10]

6. Dublineses (The Dead, 1987). Guion: Tony Huston. Música: Alex North. Intérpretes: Anjelica Huston, Donal McCann, Dan O'Herlihy y Helena Carroll. 83 min. [7/10]

5. La jungla de asfalto (The Asphalt Jungle, 1950). Guion: Ben Maddow y John Huston. Música: Miklós Rózsa. Intérpretes: Sterling Hayden, Louis Calhern, Sam Jaffe y Jean Hagen. 112 min. [8/10]

4. El halcón maltés (The Maltese Falcon, 1941). Guion: John Huston. Música: Adolph Deutsch. Intérpretes: Humphrey Bogart, Mary Astor, Gladys George y Peter Lorre. 101 min. [8/10]

3. La reina de África (The African Queen, 1951). Guion: James Agee y John Huston. Música: Allan Gray. Intérpretes: Humphrey Bogart, Katharine Hepburn, Robert Morley y Peter Bull. 105 min. [9/10]

2. El hombre que pudo reinar (The Man Who Would Be King, 1975). Guion: John Huston y Gladys Hill. Música: Maurice Jarre. Intérpretes: Sean Connery, Michael Caine, Christopher Plummer y Saeed Jaffrey. 129 min. [9/10]

1. El tesoro de Sierra Madre (The Treasure of Sierra Madre, 1948). Guion: John Huston. Música: Max Steiner. Intérpretes: Humphrey Bogart, Walter Huston, Tim Holt y Bruce Bennett. 126 min. [10/10]

John Huston dirigió 41 largometrajes entre 1941 y 1987.